El alma también pide calor y algún besito. En ocasiones hay quienes nos regalan algunas curitas para intentar sanar heridas que sorprendieron al corazón, el mismo que fue tranquilizado por lágrimas tibiecitas. ¿ves? Siempre hay remedios.
Cuesta comprender el por qué, y en este tiempo, y a esta hora. Pero llegará el momento, siempre. Recuerdo a una niña que jugaba por las tardes y miraba a través de la ventana por las noches en busca de sueños y de respuestas. He de confesar, que hoy ya tiene algunas, faltan aquellas que le pido al cielo cuando camino y siento el viento frío que acaricia mis mejillas, cuando escucho las gotas mientras meto las manos en los bolsillos y mis dedos entumidos, y el calor...