lunes, 17 de septiembre de 2007

De mi Tango en Domingo

Esperé a que llegara el domingo y entonces recordé aquel domingo...En ese entonces estaba un poco nerviosa, no le conocía, sólo de vista. Hasta que llegó el día en que me preguntó mi teléfono (al fin!) y así llegué vestida creo que de blusa roja y jeans. Le vi de lejos en el lugar de la cita y dudé en acercarme, titubeé y al fin paso derecho, luego izquierdo.

Yo, bobamente había tomado así nada más un libro que había comprado un compañero de trabajo con quien había ido a La Feria del Libro días atrás, y que se había quedado en mi mochila. Tomé el libro pensando: -No me quiero ver tonta sólo con mi revista de Harry Potter- creo que resultó peor pues con el tiempo él me dijo que pensó algo así como: -Esa niña es inteligente, podría leer otras cosas- ¿De que era el libro? Una publicación de esas chafas sobre los templarios tan de moda luego del best seller de Dan Brown.

-¿Ya comiste?
C: No
-¿Tienes hambre?
C: Un poco
-Ya sé a donde ir

Y fuimos a donde regresaríamos un par de veces después, luego de la comida (pizza a la leña) fuimos rumbo al parque, El Parque. Ahí lo conocí, ahí lo sentí, ahí me sentí desfallecer, ahí llegó a mi vida, lo comprobé. Entre notas lánguidas, un sol abrasador y la noche cayendo entre la melodía del bandoneón y algún violín...Me atreví a seguir los pasos que me mostró, temblaba por dentro, pero intenté disimular y es que su aliento... Luego, quien tiempo después se convertiría en mi primer maestra de tango se acercó y me corrigió la postura, me enseñó a caminar, -Así, arrastra el pie, acaricia el suelo, ¿Lo sientes?- 1,2,3,4, 5 cruzas ajá. 6,7 y 8, son los pasos básicos del tango. Después intenté "bailar" con él con tan sólo esos 8 pasitos que de repente por los nervios se me olvidaban.

Hoy, esa música me llena, inflama mi pecho y en ocasiones provoca mi más sincero y profundo llanto. Este domingo volví, ya lo había hecho antes, sola. La primer vez que pisé el parque sin compañía me di cuenta cuánto significaba para mi, el nudo en la garganta, mi maestra me abrazó y me dijo: -Te entiendo- luego me dijo: -A bailar- Y así comenzaron a ser mis domingos en el parque sintiendo la brisa y mirando el pasillo por donde albergué siempre la esperanza de verle llegar, el sol se ocultaba y yo seguía bailando con desconocidos, a cada vuelta miraba el lugar donde me enseñó a bailar y por donde si llegaba, tendría que pasar. Nada.

El primer domingo sola me di cuenta de cómo la música ya era mía y no del recuerdo, de cómo la letra de las canciones me susurraba y entonces mi corazón latió fuerte, tan fuerte que sentía que el pecho me iba a explotar. De repente, "Eche amigo nomás écheme y llene" -La Última Copa- supo mi corazón, como sólo Carlos Gardel sabe hacerlo, y así las lágrimas como si hubiesen estado ahí contenidas esperando a escuchar esa canción, como aguacero, cayeron. -¿Estás bien?- Sí, sí...a ver...cómo? es un ocho el que tengo que hacer? Estoy bien, gracias. Ese tango tiene una historia, una historia con sabor a tortas de pavo...y sonrisas y una guitarra y los dos cantando al unísono frente al resto de los comensales.

Después mi tango dejó de ser dominguero y se convirtió en sabatino y recién lo estoy conjugando, de nuevo pisé el parque -y-no-sé-por-qué- pero la tarde de ayer fue igualita a mi primer tarde ahí, también llegué acompañada, pero en esta ocasión por mi hermanito de 13 años quien me dijo muy seriamente la semana anterior: "Cynthia, quiero aprender a bailar tango y quiero que me devuelvas el disco que te presté porque lo quiero escuchar" (tenemos el mismo disco pero yo no encontraba el mío) Mi maestra casi se cae de la ternura de mirar a mi hermanito, y el resto de los tangueros que conozco le aplaudieron y le dieron una calurosa bienvenida. Este domingo regresaré con mi hermano a mirar y respirar las tardes tangueras...Hoy día bailo con los ojos cerrados, pero de repente los abro y curiosamente, cada que los abro en el parque, el pasillo, y la esperanza y el corazón...

jueves, 6 de septiembre de 2007

De Sueños y Ensueños


Y entonces el sueño terminó, pero entre lágrimas,
en mi realidad permaneces...

Su amiga le dijo: "Sollozaste mientras dormías" Sin lograr recordar la parte del sueño que provocó el llanto, ella sabía lo que conscientemente lo ocasionaba. El nudo en la garganta, ojos cerrados fuertemente y la angustia de sentir que no se podía asir de ninguna parte...


Cuando el corazón es lastimado y se vuelve desconfiado no es tan fácil como cuando Mamá te pone una curita y en días la herida cierra...el corazón necesita ser sanado, ser mimado, el alma besada y los cabellos y mejillas acariciados.
La mirada cómplice, la sonrisa de niños, éso era lo que quería, eso era lo que extrañaba...

De mirar a las nubes se crean sueños, al sentir la lluvia en el rostro atestiguamos los milagros...el cielo llora, un arcoiris es la magia, las estrellas son la luz que guía, la Luna... Esa Luna es la eterna compañera confidente de los sueños de esa alma de quinceañera que casi con manos juntas le mira y le platica con Fe. Escucha los consejos, hasta respuestas en ocasiones...y en cada uno de los rayos reflejadas, la esperanza, la vida, la promesa...Un lugar con territorios infinitos para recorrer siempre y de la mano.


Pero en el fondo la certeza que llegará el momento en que sea como cuando miras y ha caído la curita. Sí, te queda una marquita, de ésas que luego platicas como anécdotas de infancia mientras tomas un café y entonces recuerdas, meneas la cabeza y sonríes, ya pasó. Pero la marca que te deja está ahí...te marcó, marcó el corazón y cambió tu vida, te dió perspectivas, te enseñó a respirar diferente, a veces más agitado, en otras más profundo, en otras simplemente no pudiste respirar, olvidaste cómo hacerlo. De esos momentos que son ensueños, los que te platico te dejan sin aire... vivo Yo.