sábado, 20 de enero de 2007

¿Hombres ó Chocolates?

Pues...Llevo 3 semanas alimentándome básicamente de chocolates y debo decir que éstos en conjunto con un buen café caliente (sobretodo si en la oficina parece casa de pingüinos), son un orgasmo al paladar. ¡¡Oh, vaya que sí!! Digo, ya que ando escasa de lo otro, procuro consumir la mayor cantidad posible de endorfinas y ¡Creo que me ha resultado muy bien!

1: No he subido de peso (al contrario, bajé).

2: Es cierto que me siento más feliz.

3: Ya no tengo sueños de esos que dicen que tenemos los adolescentes (jaja).

4: Mi vida ciertamente es más dulce.

5: Cuando me encuentro al susodicho me sigo poniendo nerviosa, pero en cuanto consumo unos chocos, como que la ansiedad baja.

6: También me han servido para autocontenerme de llamar a los psíquicos de Walter ó a Madame Sazú. (esto último es importante, xq también cuido mi economía).

Esto me ha traído a la mente aquella peli titulada: "Abajo el Amor", sólo que en mi caso, creo que yo sí seré fiel a mis convicciones (a ver cuánto tiempo). Hace unos días probé unos chocos que me enviaron de los EUA y debo decir que cuando los probé (después de toparme con Miguelito) dije: ¿Pero quién es Miguel? (la neta fué x unos momentos, pero ya es algo, no?). Así pues, mujeres: ¿Hombres? ó ¿Chocolates? y...Hombres, ¿Creen que las endorfinas de los chocolates puedan más que ustedes?.



viernes, 5 de enero de 2007

Noche de Reyes

" Bueno, y este año yo sòlo pedì mi capita de Harry Potter"


Los Reyes Magos son mencionados en el segundo capìtulo del Evangelio segùn San Mateo màs o menos asì: “En dìas del rey Herodes vinieron del oriente a Jerusalén unos Magos, buscando al rey de los judìos recièn nacido, siguiendo una estrella que parò justo sobre donde habìa nacido el niño, al verle, se regocijaron con grande gozo ofrecièndole como presentes: oro, incienso y mirra”.

No se menciona el nùmero de peregrinos (màs tarde señalados como reyes) que visitan al niño en el pasaje bìblico, el calificativo de magos quizà sea debido debido al conocimiento que poseìan de materias como astrología y teologìa, y la diversidad de razas fue adjudicada con el paso de los años para representar la universalidad del cristianismo. La fecha de adoración fuè dispuesta màs tarde por la Iglesia catòlica.

Aunque esta tradición que llena de alegrìa e ilusiòn los corazones de muchos de nuestros niños se vea eclipsada por la fuerte comercializaciòn de Santa Claus, durante la noche del 5 de Enero no se deja de ver a los Padres cargando cajas de impresionantes dimensiones, bicis ò pelotas de brillantes colores que parecen saliditas del clàsico de Nintendo "Circus Charlie". En lo personal me encanta pasear por esos “tianguis de reyes” ya tan populares en nuestro paìs (lo que màs disfruto son los platanitos fritos con cajeta y lechera, aaaaayyy). Uno camina (mientras degusta los platanitos) y mira a los niños entusiasmados señalando aquì y allà, que la pistola, que la muñeca, y los màs modernos y conscientes de la tecnología, pero no de la capacidad del bolsillo de Papà: que el celular, que la ipod.

Este espectáculo es una experiencia que tiene dos caras: La de los Papàs que sì le podràn regalar a sus hijos lo que desean, y la de aquellos que pasean con cara de mortificaciòn haciendo cuentas para ver que si les alcanza, que si no, si sì, a ver en què puesto todavía està el juguete, ò dònde se encuentra màs barato ò lo màs parecido al original. ¡¡Aaahhh!! Porque los niños son crueles, si no reciben lo que pidieron en la carta, hacen cara de fuchi y ahì va la ilusiòn y las quincenas (ò prèstamos y/o empeños en el Monte de Piedad) de los progenitores que con ilusiòn y bolsillos rotos caminaron durante la madrugada, mientras los ingratos angelitos dormitaban plàcidamente.

Yo tambièn fuì cruel y tambièn hice muecas cuando un dìa de reyes, tanto en mi casa como en casa de mis abuelos se me duplicò un regalo: Un unicornio de “Mi pequeño pony” ¡Ahhh, què coraje!, còmo me acuerdo…los proclamè marido y mujer, a uno le puse esmalte en el pelo de la cola y en la figurita que les caracteriza el trasero para que fueran diferentes…todavía los tengo.

Pero no por eso dejè de ilusionarme ni de disfrutar la vìspera partiendo la "Rosca de Reyes" y tomando chocolate Abuelita bien calientito, como sòlo mi Pà sabe hacerlo mmmm. No. Yo seguì creyendo hasta que una bruja de nombre Claudia me contò la verdad, debì tener como 9 años. Una vez que descubrì que era cierto lo que me habìa dicho ese intento de niña (porque estaba refea, pobrecita) le saquè provecho haciendo creer a mis Papàs que yo "todavìa creìa".

Con el paso de los años, comencè a participar en la bùsqueda de los juguetes para mi hermano el màs chiquito. En verdad que es una odisea, sobretodo cuando "el peque" pide videojuegos que ya estàn agotados y uno tiene que meter las narices primero en los lugares màs "nice" (porque uno inocentemente piensa: como ahì es caro, seguro lo encuentro, ¡cuernos, què!) y terminando en plaza Meave de donde uno sale con olor a tacos...y sin videojuego...pero eso no borra parte de los mejores momentos de mi infancia cuando escribìa una carta, cuando soltaba un globo y cuando -lo juro- despertè y vi tres luces reflejadas en mi ropero.

Hoy dìa miro a los Papàs y sonrìo, les miro con ternura y compasiòn mientras se abastecen de dulces y obsequios varios durante ese peregrinar anual. Empero, a pesar de los riesgos, pienso que algùn dìa me encantarìa mirar al despertar la carita de un niñito iluminàndose con una sonrisa llena de asombro y alegrìa, luego de haberle señalado la noche anterior (despuès de la rosca y el choco bien caliente) mientras le cargo en brazos, las tres estrellas que estàn por llegar. ¡Feliz dìa de Reyes!

Pd: Por cierto, deben saber que años màs tarde me venguè de Claudia, andando con el chico màs guapo del vecindario, de quien ella estaba enamorada, JA!!!

miércoles, 3 de enero de 2007

Creo que soy un Cronopio


Hace tiempo (poco màs de un año) alguien me llamò "Cronopio" yo pensè: ¿eehh?
A los pocos dìas me fuè obsequiado el libro: "Historias de Cronopios y Famas" de Julio Cortàzar, a quien alguna vez leì gracias a un buen hombre que sabìa que yo gustaba de leer en mis ratos libres en mis tiempos de colegiala uniformada. (ah! el libro fuè: "El final del juego", me encantò).

Conforme fui leyendo el librito me fui dando cuenta porquè me habìan llamado "Cronopio", en ocasiones me causò gracia, en otras enfado. ¡¡Pero què màs da!!! En estos relatos tambièn se menciona a los "Famas" y a las "Esperanzas" aquì una breve descrpiciòn de cada uno: "los cronopios son unos objetos verdes y húmedos, son unos seres desordenados y tímidos". "Las esperanzas son sedentarias" y en otro lado descritas como "esos microbios relucientes". Los famas, en cambio, son mostrados a través de sus acciones. He aquì un par de relatos referente a los Cronopios. Ustedes hagan su juicio, aunque lo de "pobrecito " no me gusta.



El canto de los cronopios

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.

Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.


Alegría del cronopio

Encuentro de un cronopio y un fama en la liquidación de la tienda La Mondiale.

-Buenas tardes, fama.

Tregua catala espera.

-Cronopio cronopio?

-Cronopio cronopio.

-Hilo?

-Dos, pero uno azul.

El fama considera al cronopio. Nunca hablará hasta no saber que sus palabras son las que convienen, temeroso de que las esperanzas siempre alertas no se deslicen en el aire, esos microbios relucientes, y por una palabra equivocada invadan el corazón bondadoso del cronopio.

-Afuera llueve- dice el cronopio. Todo el cielo.

-No te preocupes- dice el fama. Iremos en mi automóvil. Para proteger los hilos.

Y mira el aire, pero no ve ninguna esperanza, y suspira satisfecho. Además le gusta observar la conmovedora alegría del cronopio, que sostiene contra su pecho los hilos -uno azul- y espera ansioso que el fama lo invite a subir a su automóvil.

martes, 2 de enero de 2007

Algunas Verdades

Leì hace poco en un libro que me regalaron la siguiente frase:

"No todo el Mundo cree en Dios, pero todo el mundo quiere adelgazar"

Me temo que es cierto, nos preocupamos màs por las dietas, las kilocalorìas y los kilojoules ò cuàles sodas contienen màs carbohidratos. Aunque es verdad que todos en algùn momento cedemos y buscamos èse consuelo divino que no sabemos siquiera si existe. Le platicamos y lloramos nuestras penas, con la esperanza y Fe expuestas en nuestras manos juntas, mientras intentamos repetir torpemente aquellas oraciones que en la infancia nos salìan tan bien.


La siguiente es parte de "Los Proverbios del Infierno" de William Blake a quien me recordaron hace unas semanas:

"El exceso de pena rìe, el exceso de dicha, llora"

Al menos en estos momentos en que no he superado mi pena, no puedo reìr plenamente, pero sì lo hago con màs fuerza cuando la oportunidad se presenta.

Mi pena hoy dìa es tan grande porque extraña la razòn de mis llantos de dicha. Por primera vez llorè con sòlo pensar en alguien, y èso no se compara con nada, el pensar en la persona y sonreìr tanto, de forma tal que te duelen las mejillas ,y a la vez llorar desesperadamente porque le amas y se lo quisieras gritar y brincarle encima, es una bendiciòn.


lunes, 1 de enero de 2007

"La Noche del Desencanto"


¡Què noche la que pasè luego de que mi corazòn se quebrò en la Alameda!, A pesar de mi tristeza me di la oportunidad de intentar distraerme, primero con mi familia y despuès con mis amigos.

Aquì la reseña de esa noche: Yo jamàs habìa ido a ver algùn show de strippers, francamente no me gustan los hombres marcados, con bìceps enormes, cuadritos en el abdòmen y que pueden mover alternativamente su pecho (iiiuuuuck!!!). Digo, una cosa que se ve que el dueño trabaja es agradable a la vista, pero no de una forma exagerada como suelen ser los chicos que se ganan màs que el pan con este oficio.

Pues eran dos, uno con su gorrito de vaquerito y el otro pelòn, con barba, mostacho y lentes tipo Back Street Boy. El màs galàn era el vaquerito, pero en el momento en que se empezò a acariciar sus zonas nobles mientras contoneaba escandalosamente las caderas, ¡Ya no pude ver màs el rostro que en un principio me pareciò atractivo!

Aunque lo duden, no vi mucho, nonononono, me encontraba perpleja y con la boca abierta textualmente. Lo que màs veìa era a mi amiga, yo le buscaba la mirada implorando su aprobaciòn y apoyo para mis muecas y mi rostro sonrojado derivados del escàndalo que mis pupilas estaban atestiguando. ¡¡¡Pero ella estaba feliz!!! rièndose y mirando còmo el pelòn tenìa a una chica montada en la espalda y còmo el vaquero atendìa a una mujer bastante desproporcionada (pero no por eso tonta) que arremetìa violenta y frecuentemente contra sus bien formados y (a la vista) firmes glùteos. No es broma cuando digo que en verdad no soy afecta a esos espectàculos, me parecen grotescos e irreales, pues estoy segura que dentro de esas tangas habìa un calcetìn. Y eso, señores tiene un nombre: ENGAÑO.

Afortunadamente este martirio no durò mucho y despuès la velada sirviò de marco para tomar unos tragos y contonear las tepalhuanas. Yo casi no tomo, pero mi amiga y su compañìa (que bien lo saben) jamàs me advirtieron que las bebidas en el lugar donde estàbamos eran al menos 6 veces màs grandes que en otros sitios (fuè a drede). Me tuve que acabar mi margarita, la cual me durò toda la noche, a diferencia de mis acompañantes quienes tomaron un caballito y tres yardas de cerveza ¡Cada uno! Yo, por primera vez en mis pocos años de vida (jiji), sentì lo que es que el suelo se te mueva. Ya pròximos a la hora de partir, el sueño me venciò un par de veces sentadita en la mesa, pero mi amable y siempre atenta compañìa, se encargò de arrebatarme de las manos (xq todavìa no llegaba a los brazos)de Morfeo, pellizcàndome tiernamente, de forma tal, que ya tengo dos lindos y colorados recuerdos de mi velada.

Me parece que la hora del cierre es a las 4 de la mañana, salimos, pagamos el valet y partimos rumbo a casa de mi amiga, no sin antes presenciar una de las caìdas màs aparatosas y sin razòn de ser antes de abordar el auto. Cuando el coche se estacionò tuve tiempo de dormitar nuevamente mientras mi amigui cooperaba con la ecologìa virtiendo substancias orgànicas que pueden servir de abono en el piso (¡Tres veces!) mismas que pude apreciar a la mañana siguiente cuando marchè de su casa. Es en verdad una làstima que mi càmara digital estè fallando, pues francamente estaba dispuesta a fotografiar los vestigios de este incidente y ¿Por què no? verme beneficiada al negociar una mòdica cantidad para no hacerlos pùblicos. Para otra ocasiòn serà.

Asì concluyò mi velada, curioso que en cuanto toquè la cama no pude conciliar el sueño ( Suele suceder) y mis angustias y mi dolor volvieron. Pero al menos no pasè toda la noche sorbeteando mocos y enjugando làgrimas como pensè que serìa. A quienes estuvieron ahì conmigo esa noche (incluso antes de la borrachera) ¡Mil Gracias! Los quiero.