domingo, 15 de agosto de 2010

De regreso cuando ya estás ahí...


El ser humano es caprichoso... siempre anhela aquello que no tiene, y cuando lo tiene, echa de menos aquello que ya ha tenido antes...

Llevo año y medio lejos de mi familia y de mis amigos, en un país donde el lenguaje es casi el mismo, pero donde las costumbres, la cultura, los aromas son tan distintos... En menos de 20 días podré abrazar de nuevo a mis Papás, a mis amigos, tomar tazas de café eternas en Sanborn´s, podré pasear por el centro de la ciudad y llenar mis pulmones con su aire lleno de folclore (folklore, folclor, todas son válidas) de vida, de gente...

Todo suena bien... me ilusiona y desde que tengo mi boleto de avión me despierto por las mañanas con unos nervios que me revuelven las tripas, ¿será la emoción? ¿la materialización de las añoranzas que durante más de un año han revoloteado dentro de mi ser? es sólo que ahora, cada vez que miro a Diego, sé lo mucho que lo voy a extrañar... es para reírse, no? lo tengo conmigo y ya lo echo de menos... y eso que sólo le dejaré de ver durante un mes...

Es un poco como la necesidad que tenemos siempre de independizarnos y salir de casa de nuestros padres y así demostrar que somos capaces de valernos por nosotros mismos. No más horarios, no más reglas, no más "estás bajo mi techo, esto no es hotel" y cosas por el estilo...pero ayer miraba una peli de zombies (malísima por cierto) y todos los supervivientes buscaban volver a "sus casas" no al departamento, no a la casa de la que ya estaban pagando la hipoteca, no. Querían volver a casa de sus padres. Obviamente no tenían hijos ni otras responsabilidades... creo que cuando es así quizá es diferente. No lo sé... quizá en unos años pueda decirlo y despejar esa incógnita para mi misma.

Lo importante pues es: vivir el día y el momento. Ahora mismo vienen las ferias y lo pasaré bien subiendo a los juegos y viendo los ojitos asustados de Diego cuando mira mi emoción por querer emprender una clara aventura suicida y que pese a ello no me arranca temor, sino una sonrisa amplia. Después será abrazar a mis Papis y recorrer de nuevo mis calles, mi ciudad y abrazar a mis amigos... de eso, después para ustedes. Lo prometo ;)

Lo que nos queda a todos como tarea es no perder el "tiempo" pensando en lo que no tenemos, sino valorando lo que hay a nuestro lado y a nuestro alcance. No sabemos cuántos días y noches nos han regalado a cada uno, y por ello, deberíamos exprimirles el mayor jugo posible. La vida es como una naranja... tenemos el jugo, podemos saborear la pulpa y aprovechar la ralladura de la cáscara, sembramos las semillas, las flores del naranjo adornan un tango, la propia cáscara puede ser utilizada también, TODO tiene algo de lo que sacar provecho... incluso las lágrimas... ¡Bebamos del jugo de naranja hasta la última gota!