A mis amigos en México, por el detalle tan lindo que tuvieron conmigo. A mis Padres y a mis Hemanos por abrazarme a la distancia y jamás soltarme. Y a mi nueva familia, por hacer de este cumpleaños feliz y especial...
Me encuentro aquí, sentada frente a mi computadora, junto a la ventana, siendo alumbrada sólo por una lámpara de escritorio y la poca luz que le queda a la tarde que aquí recién se va convirtiendo en noche... casi ya las 22.00 hrs... y entonces miro bien al cielo y pienso... que esos dejos de luz que puedo mirar entre las nubes, son las huellas de la luz que en estos momentos ustedes pueden mirar en todo su esplendor, es la misma y seguimos juntos...
Una mirada al mismo cielo sin importar la diferencia horaria, y más importante aún: los corazones que no dejan de latir. Porque el cariño no sabe de cambios de horario...
Y abriremos paso al tiempo, porque no hay opción, y nos enriqueceremos y engrandeceremos. Cuando nos reunamos, habrá emociones, sonrisas y más tonos de colores. Tal y como los que estoy aprendiendo a admirar, para después poder pintar con ellos y así iluminar las viñetas de esta nueva parte de mi historia personal, que se suma a la de la niña que miraba ilusionada la ventana mientras llovía, a la de aquélla que jugaba con el Abuelo, a la de la chica que lloraba cuando nació este blog... a la de la mujer que quiero ser, que de a poco va tomando forma y se asoma a los nuevos territorios que hay para recorrer. Click. Casi la hora para que el de los ojos bonitos llegue cansado y hambriento y yo con un beso, y su mirada, y una sonrisa...
