De Tormentas Internas

Y así, sin reparo e intempestivamente, salió de la habitación refunfuñando por la noticia. Los manuscritos se quedaron sobre la mesa de madera a la espera de ser regogidos, releídos, reinterpretados... como si eso fuese a cambiar el significado que en sus letras contenían...

Tintas, olores a humedad, poca luz, ventanas rotas y el egoísmo y la ira se filtraban por doquier. ¿Y los corazones que se supone tienen moral y ética? Fácil. Se corrompen de las formas más simples.

La tierra húmeda y el viento frío soplando. Un grito. Goteos pesados y lentos. Se llega al clímax a la par que el relámpago hace la reverencia para que aparezca el trueno. La luz cegadora y el sonido de la lluvia ahogaron el terror de un alma que se esfumó y de esa vida que se despidió contra su voluntad. Fué testigo.

Sabuesos olfatean el rastro, van entre arbustos, corren al lado del río rebelde, una luz roja, ¿o es verde? una Hormiga Reina cuida de sus larvas, el sonido de un teléfono móvil ocasiona un brinco y el alma regresa al cuerpo avergonzada por dejarse sorprender ante un ruido cotidiano. El pulóver de lana ya no calienta más, es como estar desnudo frente a la tormenta, se gira y la madre tiene preparada una sopa caliente, del otro lado el perro mirando inquisitivamente, el pulóver ahora calienta tanto que hace sudar, falta el aire, el corazón late fuerte, pisa la tierra húmeda y resbala, cae y el suelo jamás llega, más rápido, se obscurece, menos aire, más latidos, ¡Y!

...Y la mañana comienza en medio de las sábanas húmedas...